Por Erica Hynes. Diputada provincial

Una serie francesa, de moda por estos días, cuenta las peripecias de la familia Hazan, que se entera de manera casual sobre la inminente legalización del cannabis en Francia. Con esa dato deciden transformar la vieja y decadente carnicería familiar en un moderno espacio de venta de cannabis, al mejor estilo holandés. La clave del relato está en que la información confidencial les permite anticipar el negocio y prepararse para salir al mercado.
Salvando las distancias, lo mismo pudo haber pasado en Santa Fe. Desde hace más de cuatro años la provincia llevó adelante todas las tratativas para investigar y producir cannabis medicinal, que fueron frenadas por defectos del marco regulatorio habilitante a nivel nacional y por las señales equívocas que daba el gobierno de Macri. En efecto, en el gobierno anterior se acompañaron algunas formalidades y se favorecieron negocios en Jujuy, pero se impidieron y retrasaron las iniciativas públicas, tanto de producción como de investigación. Con la ley aprobada y el camino allanado desde noviembre, con el impulso claro de ministerio de Producción nacional, nos preguntamos por qué en la provincia de Santa Fe el tema sigue en estado de análisis y estudio, con muchos anuncios pero pocos avances, cuando estaba todo listo para ser líder y referente en el país.
Listos para empezar mañana
Al día de hoy existen en Santa Fe sectores en condiciones de ponerse a trabajar mañana mismo en proyectos de investigación científico-tecnológicos. El INTA Santa Fe puede comenzar a sembrar, cosechar e investigar la planta de cannabis y sus posibilidades de utilización, incluso el predio para hacerlo ya está seleccionado. Cerca se estuvo hace un par de años de lograr el cultivo con ese fin en Ángel Gallardo, objetivo truncado porque el INTA no logró obtener las garantías legales para avanzar.
En las Universidades Nacionales con sede en nuestra provincia existen varias Facultades y grupos de investigación e institutos en condiciones de hacerse cargo de todo el proceso, algo que en parte vienen realizando desde hace tiempo. Por un lado existe el antecedente del análisis del aceite medicinal de cannabis, y proyectos para el proceso de extracción de aceite. Por otro, el IBR (CONICET-UNR) de Rosario y el IAL (CONICET-UNL) en Santa Fe, por nombrar algunos, tienen interés en el mejoramiento de los cultivos. El Programa de Investigación y Análsis de Residuos y Contaminantes Químicos (PRINARC), de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL, también quiere trabajar en detectar contaminantes. Hay científicos capacitados y el equipamiento necesario para dedicarse al tema y abrir nuevas líneas de investigación.
Con todos estos recursos humanos y tecnológicos disponibles, ¿por qué no se avanzó en proyectos de investigación permitidos en la ley vigente como ya lo hicieron Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan y las universidades de La Plata, Hurlingham y de la Patagonia, o incluso el municipio de General La Madrid?
Cambio legal
Como la serie francesa, el proyecto de cannabis en Santa Fe estuvo supeditado a la espera de un cambio en el marco legal. Los intentos anteriores por investigar y avanzar en la producción de cannabis medicinal chocaron con la normativa nacional que impedía la importación de semillas.
La ley 27350 sancionada en 2017 se reglamentó completamente a fin del año pasado y dejó habilitada la investigación científica de la planta y sus propiedades en organismos autorizados. Es más, su decreto reglamentario (883/20) trata expresamente la posibilidad de investigar, sin pedir siquiera autorización previa en temas que no involucren investigación clínica aplicada. Además, promueve y habilita a acordar con organizaciones de la sociedad civil sobre la materia, para acceder a otras formas y métodos de uso medicinal, terapéutico o paliativo de la planta. Es sabido que muchas asociaciones civiles y familias que cultivan desarrollaron protocolos, estudios y un caudal de conocimiento muy importante y que no puede ser ignorado. En lo que al territorio santafesino se refiere, la normativa nacional vino a complementar la Ley Provincial 13.602, que promueve estudios e investigaciones sobre el uso del cannabis con fines terapéuticos.
Es decir, que tanto a nivel provincial, como a nivel nacional ya no hay trabas para avanzar. Algo de eso refirió el gobernador cuando anunció en mayo que el LIF iba producir aceite de cannabis para uso medicinal, con insumos importados primero y más tarde, con producción propia. Nada se dijo de proyectos de investigación, ni de su fomento, ni de la utilización de la capacidad científica ya instalada en la provincia para tal fin.
El LIF es hoy la mejor institución con condiciones para liderar y coordinar las tareas pertinentes, pero no depende de sus gestiones el éxito de la idea, sino que sólo funge como receptor de las decisiones y gestor de las mismas. Previo a esa instancia se requiere mucha coordinación con diversas autoridades nacionales, pero además mucha labor intragobierno, entre distintas autoridades provinciales, y de vinculación tecnológica con organismos de investigación y Universidades, que más allá de anuncios en los medios, no vemos que se estén concretando.
Producción de cáñamo
Además de las investigaciones con fines terapéuticos queda pendiente el debate sobre la utilización de la planta de cáñamo con fines industriales. La normativa nacional, con la todavía vigente Ley 23.737, pena el cultivo por fuera de la citada Ley 27350, lo que genera una lógica cautela y miedo a la hora de avanzar sobre el tema.
No sólo el Estado Nacional está en condiciones de impulsar esta producción -y en ese sentido pareciera ir con el proyecto de marco regulatorio del cáñamo-, sino que los Estados Provinciales también pueden hacerlo, si tienen iniciativa y vislumbran un futuro productivo.
La oportunidad es ahora y Santa Fe tiene todas las ventajas comparativas para lanzarse a investigar, producir y liderar el mercado del cannabis, tanto desde la provisión pública de medicamentos, como desde la generación de conocimiento innovador y desarrollo industrial. Sólo hace falta voluntad y visión.
FUENTE: Diario La Capital. Edición en papel del 17 de julio de 2021.